La mejor manera de arrancar este blog creo que es presentando a mi criatura, mi libro. Sí, sí, yo voy a hablaros hoy de mi libro como Paco Umbral en su día. Toda una carrera literaria para ser recordado como el de "yo vengo a hablar de mi libro". ¡Y eso que en aquellos años no funcionaban los programas de zapping como ahora! A lo mío.
Tu también puedes ser runner
"Tú también puedes ser runner" no es sólo un libro sobre correr. Es una experiencia vital, porque eso significa para mí correr. Va más allá de poner un pie detrás de otro lo más rápido posible. Es algo mucho más emocional.
Claro que vas a encontrar consejos sobre cómo comprarte unas zapatillas o cómo dar tus primeros pasos. Están, pero no los doy yo. Me he rodeado de un equipo magnífico de colaboradores que son los que te ayudarán a hacer bien todas las cosas que yo hice mal cuando empecé en esto de running. Por citar algunos os diré que Alberto Cebollada nos da los consejos para comprarnos unas zapas que nos vayan como anillo al dedo, Imanol Loizaga ha preparado un decálogo para principiantes, el especialista en medicina deportiva Pablo Aranda nos habla de la importancia de la prueba de esfuerzo, la psicóloga Patricia Ramírez presenta los beneficios emocionales de correr, etc, etc, etc.
Corredora vintage
Yo cuento en primera persona las experiencias de una corredora vintage, sí sí, vintage. Nada de cuarentona, cincuentona, talludita, con espolones o cosas de esas. Vintage. Como los buenos vinos que saben mejor cuantos más años llevan en la botella. Es cuestión de experiencia.
Corriendo he aprendido muchas cosas y ahora, con cierto humor y mucha emoción, las cuento en este libro. Desde cómo compré mis primeras buenas zapatillas después de empezar con aquellas pesadísimas "easytone" que te elevaban, falso, los glúteos, hasta lo útiles que acabaron siendo para salvar vidas infantiles. Increíble, ¿no? O cómo me presenté a mi primera carrera, una milla para velocistas, corriendo a seis minutos el kilómetro. O cómo me sentí cuando me vi subida en una cinta de correr rodeada de cables y envuelta en una malla como la que vemos a los futbolistas en el inicio de temporada al hacerme mi primera prueba de esfuerzo. O cómo es eso de correr con las hormonas alteradas y casi sin estrógenos, entre sofoco y sofoco, porque se te está viniendo encima la menopausia. O...
Con "Tú también puedes ser runner" ellos entenderán un poco mejor lo que sentimos y cómo vivimos las mujeres. Ellas se sentirán identificadas en muchas de las situaciones que describo. ¿Qué dice tu familia cuando de repente, a los más de 40, te calzas las zapas y sales a quemar kilómetros? ¿Practicas el running clandestino para no robar horas a tus hijos? ¿Has encontrado nuevas relaciones sociales? ¿Te preocupas más de tu alimentación? ¿De qué manera puedes cambiar el mundo a través del running? ¿Nos empodera correr?
Estas preguntas encuentran respuesta en las páginas de un libro que quiere levantar del sofá a cuantas más personas, mejor.
"Tú también puedes ser runner" recoge lo vivido por alguien que nunca había pensado en hacer del correr una parte importante de su vida. Nunca pensé que podría llegar a ser corredora. Y lo soy. Tú también puedes ser runner.
Me han preguntado muchas veces porqué he usado la palabra runner y tiene una explicación. Si el título hubiera sido "Tú también puedes ser corredor" estaría excluyendo directamente a las mujeres. Y si hubiese puesto "Tú también puedes ser corredora" se interpretaría como un libro única y exclusivamente para mujeres. Así que decidí usar un término más inclusivo como "runner". Además está de moda la palabrita y todo el mundo la entiende.
Un deporte que socializa
La respuesta de quienes ya lo han leído ha sido la que yo pretendía: hombres y mujeres han vivido situaciones como las que yo describo, se siente reflejados y se han sentido acompañados. Porque esto del correr es muy solitario en la mayoría de las ocasiones y que alguien ponga negro sobre blanco lo vivido y sentido en el asfalto o en la montaña ayuda a afianzar nuestro espíritu corredor.
Cuento ahí que corro sola casi siempre, pero si necesito hacer una tirada laaaaarga y que alguien me apoye, lo encuentro. Socializa mucho esto del running. Yo no tenía ningún amigo o amiga corredora hasta que me calcé las zapas. Ahora no tengo problema para encontrar alguien que corra conmigo. Hay muchas soledades que se han quedado en la cuneta a golpe de zapatilla y eso es muy bueno.
En el running todos somos iguales
Pero lo mejor de todo, el valor más alto que tiene correr es que nos iguala. Hombres y mujeres, altos cargos y desempleados, ricos y pobres. En mallas y zapatillas todos somos iguales: tenemos nuestras piernas, nuestro corazón y nuestra cabeza. No hay nada más justo que el correr.
En "Tú también puedes ser runner" se cuentan muchas anécdotas de mis inicios. Seguro que tú tienes las tuyas. ¿Te animas a contárnoslas?
¡En breve nos encontramos aquí de nuevo!
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