Pulsómetro, ¿amigo o enemigo del runner?

Pulsómetro, ¿amigo o enemigo del runner?
Imanol Loizaga
Imanol Loizaga
Runneante senior
Publicado el 03-07-2013

Sin lugar a dudas el pulsómetro es una herramienta que nos puede proporcionar mucha ayuda a la hora de planificar y desarrollar nuestros entrenamientos. A día de hoy podemos encontrar una gama muy amplia de aparatos entre los que elegir según la precisión, funciones complementarias, conectividad, precio, etc...

Antes de comprar un pulsómetro, para poder sacarle el máximo partido es recomendable partir de los resultados que nos dé la prueba de esfuerzo que todos deberíamos hacer. Los umbrales que ésta determine nos deben servir de base para programar la intensidad de los entrenamientos y el objetivo de cada sesión. Los datos que nos proporciona son muy valiosos y significativos, pero datos al fin y al cabo que hay que saber interpretar y que no son siempre el reflejo de lo mismo.

Como afortunadamente no somos máquinas, no respondemos de la misma manera al mismo estímulo dos días distintos porque hay factores que se escapan a nuestro control y que van a intervenir en el desarrollo del entrenamiento como pueden ser la meteorología, el cansancio, el estado anímico e incluso la hora del día a la que efectuemos la sesión.


Controlar la intensidad depende de muchos factores

A pesar de la tendencia que parece predominar en algunos atletas de considerar los datos del pulsómetro como el factor más importante y casi único para ajustar la intensidad en el transcurso del entrenamiento, hay que tener en cuenta esos condicionantes que mencionábamos anteriormente. No es lo mismo entrenar con frío que con calor (a más temperatura más pulsaciones), ni haber entrenado fuerte el día anterior que haber descansado, con lo que los valores pueden diferir respecto a lo que teóricamente cabría esperar y confundirnos e incluso desanimarnos.

Hay que acordarse de un elemento importantísimo que deberíamos tener siempre presente, y es lo que todos conocemos como SENSACIONES, algo subjetivo sí, y también condicionado por factores externos, pero que está relacionado directamente con la experiencia y con conocerse a uno mismo. Cómo nos encontramos, qué grado de cansancio sentimos a falta de X tiempo de entrenamiento, a falta de X series,...comparado con las sensaciones que hemos tenido otras veces al hacer ese tipo de entrenamientos y así intentar saber cuánto más podemos dar de sí. La combinación entre los datos objetivos del pulsómetro y las sensaciones es el mejor modo de sacar máximo partido al entrenamiento.


A mejor forma física mejor rango de pulsaciones

Por otro lado no hay que olvidar que a medida que vamos cogiendo la forma nuestros rangos de pulsaciones irán mejorando, la referencia que tengamos que tener en cuenta será distinta y tendremos, obviamente, que actualizar estos parámetros; por ello la recomendación general de valerse del pulsómetro como una herramienta más de la que valernos para optimizar nuestro rendimiento a sabiendas de que la correcta interpretación de sus datos será la que nos lleve por el mejor camino.

La recomendación de no estar supeditado al 100% a los datos que nos proporcione es especialmente significativa cuando tratamos de hacer rodajes exigentes, series y, como no, en la competición donde, a no ser que nos la tomemos como un "entrenamiento de calidad" dentro de la preparación de un objetivo mayor, nos puede impedir intentar dar ese poco más en el momento clave. Así como en los primeros kilómetros de la carrera puede ser nuestro aliado para no cometer el error de salirnos de ritmo y terminar pagándolo, llegará un momento en que tengamos que pedirnos ese esfuerzo extra para el que hemos entrenado. Y ahí es donde juega un papel fundamental la experiencia, analizar cómo nos sentimos y saber decidir qué hacer.

Una gran herramienta, pero que no te limite

Sigue siendo una fantástica herramienta y útil, pero tampoco debería ser limitante. Muchos grandes atletas de la actualidad, con todos los medios disponibles a su alcance prescinde de él en ciertos entrenamientos y competiciones incluso largas. Lo dicho, la experiencia, nuestra propia experiencia y aprender a conocerse a uno mismo es el complemento perfecto para el óptimo aprovechamiento del pulsómetro.

Muchas veces hemos oído a compañeros que nos cuentan su entrenamiento y está plagado de datos como las pulsaciones máximas, medias, tantos por ciento por encima o por debajo del umbral anaeróbico, etc... como si fueran un objetivo en sí mismo y no unas variables más que intentar cumplir dentro de un objetivo global.

De vez en cuando, por ejemplo, se puede realizar alguna sesión sin mirar los datos relativos al pulso durante el ejercicio(o lo mínimo posible) y analizarlos al acabar junto al resto de parámetros como distancia realizada, ritmo, condiciones ambientales y demás para sacar las conclusiones al sumarlos a las sensaciones que recordamos haber tenido. Seguro que hay quien lo ha hecho alguna vez y se habrá llevado más de una sorpresa, tanto en sentido positivo como en negativo.

Resumiendo...

En resumen, debemos valernos de los avances que la tecnología nos ofrece, en este caso del pulsómetro, y sacarles el máximo partido, aprovecharnos de las ventajas que nos dan esos datos, pero nunca olvidarnos que se corre con las piernas, con el corazón y con la cabeza.

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Runneante senior

Campeón de España de Maratón Veteranos. Sígueme @ImanloLoizaga