Viajeros Runnea Travel: La experiencia de vivir el Maratón de Berlín

Viajeros Runnea Travel: La experiencia de vivir el Maratón de Berlín
RUNNEA
RUNNEA
Redacción RUNNEA Team
Publicado el 09-11-2017

Cumplimos un año en Runnea Travel, Durante este tiempo hemos acompañado a muchos runneantes a correr por el mundo y ahora queremos traeros algunas de las experiencias de nuestros viajeros y compartirlas con la comunidad Runnea.

Maria Jesús Vázquez y procedente de Ávila viajó junto a su pareja al Maratón de Berlín y aquí os traemos su experiencia

Ya sabes que si quieres preparar la Maratón de Berlín con garantías puedes contar con Academy WIn, la academia de entrenamiento running y nutrición de Runnea

Tal vez te interese: Así es el Maratón Berín 2018 (podcast)

¿Qué tal fue la experiencia de la maratón de Berlín?

Inolvidable, entrañable, enriquecedora.... Hasta el punto de que he estado tentada de volver a repetir, pero mi idea vivir todos los eventos de este tipo que sea posible antes de repetir en alguno de ellos.

¿Era tu primera Maratón?

No, era mi tercera maratón.

¿Conocías ya la ciudad de Berlín?

Nunca había estado en Berlín.

Cuéntanos lo que más te ha gustado del viaje.

Del viaje en sí destacaría lo sencillo y despreocupado que ha sido para nosotros. Nuestra confianza en el equipo de Runnea Travel era total y nos limitamos a disfrutar de un fin de semana en pareja.

¿Cómo conociste Runnea Travel?

Os conocí por Internet.

¿Por qué elegiste Runnea Travel?

Por el precio de su oferta y el horario de sus vuelos.

¿Nos podrías hacer una breve crónica del viaje y de la carrera?

maraton berlin viaje

Un sol de justicia amenaza mientras me cercioro de la tarea que toca esta mañana. Protección solar, gorra, zapatillas bien atadas y en marcha. Es la crónica que domingo tras domingo he cumplido a rajatabla en los tres últimos meses. El que para algunos es día de descanso, para muchos maratonianos es el día clave de la semana al que siempre le acompaña un sentimiento ambivalente.

Muchas otras calurosas jornadas completan ese puzzle que busca dar su fruto otro de esos domingos exentos de descanso en la ciudad de Berlín. Las predicciones meteorológicas no fallan y el agua hace acto de presencia en esta fría mañana del 24 de septiembre. Todo está previamente planificado, todo ha sido entrenado, pero mantener el ánimo intacto ante la incertidumbre no es tarea fácil. Reunidos en el hall de hotel Abba con nuestro líder Cesar a la cabeza, nos retratamos para la posteridad y nos disponemos a culminar nuestra personal aventura.

El viaje en metro es alentador y la serpiente multicolor de la indumentaria de los cientos de corredores que se dirigen a la salida anima la oscura mañana. 

No falló Cesar (responsable de Runnea Viajes)  en sus predicciones y a partir de este tramo el grupo se disipa, no sin antes con la mejor de las voluntades y absoluta sinceridad desear suerte a los compañeros

La rivalidad, muy arraigada en el deporte y cada vez más en la vida diaria no tiene cabida en este tipo de hazañas en las que uno se bate única y exclusivamente consigo mismo.

Cogidos de la mano nos abrimos paso entre la multitud. Dejamos atrás la majestuosa Estación Central de Berlín y nos dirigimos a la explanada presidida por el Edificio del Reichstag y su atractiva cúpula. Por este orden: baño, foto de rigor, comprobación de que aún tenemos piernas, ropero beso de despedida y al cajón.

maraton berlin

A correr

Es mi tercera maratón y la primera vez que me enfrento a ello sin mi compañero de viaje en la vida. Nos separan unos cuantos cajones pero nos une el recuerdo de nuestros tres hijos que desde España aún seguro duermen en casa de los abuelos.

La pantalla gigante ayuda a conocer la nacionalidad de los vecinos que al escuchar como son animados por sus compatriotas en una serie de videos ya preparados jalean y aplauden con orgullo. México gana por goleada, sin quitar el mérito a los Alemanes por supuesto, de algo tiene que servir correr en casa.

Comienza la carrera. Aún parados nos deleitamos con el ritmo de los atletas de élite que para cuando queremos comenzar a andar ya llevan recorridos unos cuantos kilómetros. Últimos vítores, manos en alto y a correr casi 30 minutos después del comienzo oficial de la prueba.

La llovizna no cesa y los primeros esfuerzos se centran en buscar el ritmo y evitar los charcos sin tropezar entre la marabunta. Está confirmado, no he perdido las piernas y a pesar de no tenerlo tan claro durante las tres últimas horas, puedo correr.

Zigzagueos constantes para buscar ese anhelado hueco que tarda poco en ser ocupado. Ser un lobo solitario durante el entrenamiento y asistir a una carrera multitudinaria tiene estos inconvenientes, pero cada vez me enfado menos.

Es la primera vez que corro con un objetivo de tiempo previamente marcado y entrenado por lo que las miradas de comprobación al pulsómetro son constantes. Configurado para pitar cada kilómetro, no consigo evitar que me sorprenda ni tampoco dejar de pensar que cuando no pueda más, me paro y ando un rato. ¿Pero por qué? Los carteles de las grandes avenidas van marcando kilómetro a kilómetro y mi ritmo no decae. ¡Concéntrate¡ Le digo a mi cabeza. Hago mía esa frase que los entrenadores youtubbers que confieso haber visitado repiten una y otra vez:

¡Una maratón exige mucha concentración¡

Es imposible abstraerse de la peculiar arquitectura que nada tiene que ver con mi Ávila natal, las bandas de música, los carteles animando a corredores, los cencerros que jalean el ritmo, el olor de las calles, la mano del algún niño que busca chocar las palmas...

Mi teléfono suena. Es Miguel. Una punzada de alivio me sobresalta y ya con dificultades para hacer cuentas matemáticas puedo aventurar que es posible que haya entrado en el tiempo previsto.

La emoción me embarga, pero no quiero llorar porque me pongo muy tonta y me va a faltar el aire. A mi aún me quedan 6 kilómetros.

El paseo de la tarde anterior que nos permitió disfrutar de la maratón de patines durante sus últimos kilómetros, hace que me resulte familiar la zona y compruebo que llevo fuerza suficiente para aumentar el ritmo. El km 39 marca 5 minutos 03 segundos y me asusto. ¡Cuidado inconsciente¡ ¡A ver si los echas todo por la borda¡

La puerta de Brandeburgo emerge a lo lejos. La atravieso con los brazos en alto y aún me doy cuenta de que la meta está lejos. Este paseo sabe a gloria. Sandra viene a mi cabeza. Lo prometido es deuda. ¡Por tu recuperación¡

Aún no he tenido tiempo de sacar el teléfono para compartir mi éxito con mi marido cuando lo oigo sonar. Supongo que estará preocupado porque ha visto mis finales de maratón y no es para menos. ¡Acabo de llegar, no te preocupes que me tengo que sentar un poco pero estoy bien¡¡¡ La euforia me hace monopolizar la conversación y solo me queda claro que a él le ha ido fatal, pero que está tomando una cerveza cerca del ropero. Mi cerebro solo procesa la última parte del mensaje.

maraton berlin

Con no pocos esfuerzos me voy en busca de mi medalla de finisher y busco un hueco para sentarme lejos de la mirada del atentísimo equipo médico que no quita ojo de los corredores que dan síntomas de no encontrarse en condiciones de proseguir. No seré capaz de explicarle a alguien en ingles que estoy bien pero necesito sentarme.

Y es aquí cuando recibo la enésima lección de que Correr no es solo Correr, cuando confirmo nuevamente que los que nos embarcamos en estas aventuras compartimos un espíritu cooperativo que va más allá de la solidaridad: otra de las finisher se acerca a mí y me sugiere que está muy bien que descanse pero no debería quedarme fría. Reacciono de inmediato y no solo por las ganas de encontrar a mi marido. No puedo defraudar a mi protectora.

La capacidad para retener información está mermada y ya no consigo recordar si he quedado con mi marido en su ropero o en el mío. Cojo el teléfono y le llamo. Su voz es firme y decidida pero su ánimo está alicaído mientras me relata su experiencia absolutamente desconocida para mí. Entré en meta creyendo que habría logrado bajar de 03 h 15 min. y descubro que aquella llamada que recibí cuando aún me quedaban 6 km para la meta era fruto de la desesperación absoluta que siente un corredor cuando se ve incapaz de seguir. Su tesón y su fuerza de voluntad le impidieron abandonar cuando su vieja lesión de talón volvió a aparecer pero le alejaron de su objetivo sin lograr arrebatarle la ilusión de volver a intentarlo. Para quitarse el sombrero. Cuanto me queda por aprender de él.

Con el objetivo cumplido al cincuenta por ciento y con un vaso de cerveza sin alcohol en la mano, que para eso estamos en Berlín, nos dirigimos al hotel arrebatándonos el turno de palabra, machacando cada anécdota y saboreando con regusto y bastantes molestias musculares cada uno de los kilómetros recorridos.

maraton berlin

Leer más noticias de: Running news

Comentarios de Viajeros Runnea Travel: La experiencia de vivir el Maratón de Berlín

No hay comentarios

Deja tu comentario

Tienes que estar registrado para poder comentar. Regístrate.
Campo obligatorio

Trataremos tus datos para tramitar tu consulta y responderte a la misma. Puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión, oposición, limitación del tratamiento y portabilidad escribiéndonos a contacto@runnea.com. Más información en la Política de Privacidad

RUNNEA

RUNNEA

Redacción RUNNEA Team

Runnea (www.runnea.com) es la startup líder en España en el segmento running y outdoor. Nos visitan 3.000.000 de usuarios cada mes en busca de entrenamientos personalizados y ayuda en la búsqueda de material y servicios para cumplir sus objetivos.