En el siguiente artículo vamos a desarrollar una serie de cuestiones relacionadas con la prueba de esfuerzo o valoración del rendimiento en tapiz rodante y todo lo que conlleva, es decir, ¿qué es una prueba de esfuerzo?, ¿cómo se realiza?, ¿para qué se realiza?, ¿cómo valorar sus resultados?...
Estamos ante una prueba que es fundamental realizarla para que el entrenamiento sea lo más eficaz y eficiente y en consecuencia de la mayor calidad posible.
De esta manera, el entrenador o preparador físico puede saber qué, cuándo y cómo entrenar en los diferentes retos y objetivos que su deportista se plantee a lo largo de toda la temporada.
Cuando realizamos la primera prueba de esfuerzo, el médico o graduado en ciencias de la Actividad física y el deporte, nos va a decir si estamos capacitados para realizar cualquier tipo de actividad física y así, evitar sustos y disgustos debido a problemas cardiacos, muertes súbitas, etc. Es, sin duda, otro elemento importante.
Todo runner, triatleta, duatleta o deportista relacionado con esfuerzos de cierta duración e intensidad, debería realizar pruebas de esfuerzo y valoración del rendimiento con asiduidad. No decimos todos los meses pero sí una vez cada 3 o 4 meses.
En el caso de que el deportista sea amateur, dos veces al año, porque sus umbrales de resistencia aérobica y anaeróbica láctico serán distintos cada año y, por ello, se deben modificar los diferentes entrenamientos.
¿Qué es una prueba de esfuerzo en tapiz rodante o cinta?
La prueba de esfuerzo sobre un tapiz rodante o cinta consiste en realizar una prueba de esfuerzo progresivo hasta llegar a tu límite. Dicha prueba sirve para diagnosticar dos premisas principalmente:
- A nivel cardiológico, que nos permitirá saber si el deportista está capacitado para hacer cualquier tipo de actividad deportiva y diagnosticar si pudiera tener algún tipo de enfermedad del corazón
- Y por otra parte conocer nuestra frecuencia cardiaca máxima.
Además, sabremos los umbrales o zonas de entrenamiento, es decir, determinaremos cuándo estás entrenando las resistencia aérobica (y sus diferente intensidades) y la resistencia anaeróbica láctica con respecto a la frecuencia cardiaca. Simplemente con un pulsómetro (herramienta básica de trabajo para cualquier deportista), realizaremos entrenamientos de una gran calidad.
Existen diferentes tipos de pruebas de esfuerzo en tapiz rodante. En función de la velocidad (intensidad) realizada durante la prueba puede ser progresiva o más constante. También se tiene en cuenta en muchas de las mismas los grados de inclinación de la cinta, si su elevación es alta o baja. Todos estos aspectos serán tenidos en cuenta por los profesionales para la valoración de los resultados obtenidos.
¿Cómo se realiza la prueba de esfuerzo?
En la prueba de esfuerzo se realizará un pequeño protocolo de actuación. A continuación veremos que es muy fácil de realizar (a nivel general estos son los pasos):
- Primero se realizará una ficha personal en la que se valorarán aspectos como la edad, lesiones, enfermedades, alergias, medidas antropométricas, tensión arterial, pulso en reposo,...
- Después se efectuará un electrocardiograma en reposo de obligatorio cumplimiento para descartar posibles enfermedades del corazón.
- También se realiza una espirometría que nos sirve para obtener la capacidad pulmonar y el análisis de nuestros gases en estado de reposo de cada deportista.
- Una vez realizado el protocolo inicial, llega el momento de realizar la prueba en sí. Hay diferentes tipos de pruebas. Se puede realizar por medio de la obtención de gases con la colocación de una máscara y con ella obtener nuestro VO2 máx. (valorar nuestra capacidad aérobica, es decir, la cantidad de oxigeno que podemos absorber, transportar por la sangre).
- Pero nosotros nos decantamos por la prueba de esfuerzo con obtención de lactato sanguíneo, que es la más eficaz. Consiste en la extracción de sangre en diferentes tramos de esfuerzo, para el análisis correlativo la velocidad, frecuencia cardiaca y concentración de lactato en cada momento.
- La duración de la prueba evidentemente depende de cada deportista, porque como ya comentamos con anterioridad, se comienza andando y se finaliza en el momento en el que el deportista llega a su límite.
- Por último, la obtención de los resultados. Con los resultados obtenidos el entrenamiento será totalmente individualizado y eficaz, sabremos dónde están nuestros umbrales aeróbicos y anaeróbicos de entrenamiento. En conclusión, sabremos qué entrenar y cómo entrenar.
¿Cómo valorar los resultados?
Primero, la prueba de esfuerzo nos permite establecer las zonas de entrenamiento aeróbico y anaeróbico láctico, así como valorar la progresión en el rendimiento de cada una de dichas zonas. Con cada extracción de sangre se obtiene con exactitud la concentración de lactato en sangre con su correspondiente frecuencia cardiaca y velocidad del deportista. De este modo, se pueden asociar estos tres términos y seleccionar en base al conjunto de todos los resultados las diferentes zonas de entrenamiento.
Además, para que la prueba salga lo más exitosa posible, se debe hacer caso al médico o preparador en todas las indicaciones porque si no los resultados obtenidos en dicha prueba pueden ser inexactos al no llegar al máximo de fatiga, con todo lo que ello conlleva.
Artículos como Casajús, J.A.; Piedrafita, E. y Aragonés, M.T (2009) demuestran que con una muestra de 135 deportistas, solo el 51% de las pruebas de esfuerzos analizadas alcanzan la meseta de VO2 máx. (que es la mejor medida para determinar la potencia aeróbica máxima), es decir, su máximo de rendimiento aeróbico.
Y todo ello es debido a que muchos de los deportistas no están capacitados para llegar a su máximo esfuerzo. En otro estudio (Wagner P., 2000) señala que la meseta de VO2 máx. solo ocurre en personas con gran capacidad de soportar fatiga y dolor, siendo primordial la motivación del deportista.
Por todo ello, el feedback entre profesional y deportista adquiere una importancia vital. Según (Álvarez, Villamarín, 2004) debe existir una interacción entre la autoeficacia y la estrategia de entrenamiento. Cuando el entrenamiento no es especifico y no se proporciona ese feedback, los deportistas con alta autonomía controlan mejor sus estímulos que los de autonomía baja.
CONCLUSIONES.
Concluyendo, la prueba de esfuerzo es fundamental llevarla a cabo para saber que el deportista está apto para la realización de cualquier actividad física y para que el profesional que esté a su cargo realice los entrenamientos con la mayor calidad posible, sabiendo lo que se entrena en cada momento. En consecuencia, conseguir cumplir con uno de los principios básicos del entrenamiento que es la INDIVIDUALIZACIÓN.
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