Cómo planificar la temporada runner y no morir en el intento (PARTE I)

Entrenamiento
Cómo planificar la temporada runner y no morir en el intento  (PARTE I)
Imanol Loizaga
Por Imanol Loizaga
Runneante senior
Publicado el 03-02-2016

Pablo lleva un par de años corriendo con cierta asiduidad y al menos 3 veces a la semana completa entre 6 y 8 kms llegando en alguna ocasión hasta los 10; sobre todo el domingo, momento en el que se junta con otros corredores para disfrutar de un animado entrenamiento en grupo. Incluso ha participado ya en varias carreras que se organizan en su pueblo y alrededores, pero nunca más de esos 10 kilómetros ya que todavía no se atreve a subir la distancia.

Pero un día se despierta con una idea que se le ha metido entre ceja y ceja, una idea que no sabe en qué momento se ha instalado en su mente ni qué tecla ha sido pulsada en su subconsciente, pero desde ese momento tiene claro un reto con mayúsculas, un sueño, SU SUEÑO: terminar su primera maratón, pero no terminarla de cualquier manera, no quiere sobrepasar ningún límite, sufrir más de lo necesario ni traspasar la frontera que separa el esfuerzo inherente a los 42.195 metros y poner en peligro su salud.

Estoy preparado... O no

Ha comprado revistas, mirado docenas de páginas y vídeos en internet, participado en varios foros y ha consultado a los veteranos corredores con los que entrena esos domingos. Lo ha metido todo en una coctelera y ha sacado un bonito y elegante plan que va a marcar su hoja de ruta durante los próximos 6 meses, sí 6 meses, y que debería culminar en la apoteósica victoria sobre la distancia de Filípides.

"No va a ser tarea fácil", se dice. "Habrá que ir paso a paso, día a día y ser constante", se recuerda. "No me voy a saltar ni un entrenamiento", se conjura. Todo empieza muy bien, la primera semana marcha sobre ruedas, cumple los objetivos y ritmos (el plan es el plan) y lo va cuidadosamente apuntando en su diario de entrenamiento paralelamente al registro que queda en la app que usa y que comparte en las redes sociales.

Está pletórico, pero llega el lunes y aparece un pequeño contratiempo: le han puesto una reunión con el profesor de su hija mayor a la misma hora que tenía hueco para entrenar. No importa, el martes hago lo del lunes y así sucesivamente, está todo controlado.

Empiezan los imprevistos... ¿Y ahora qué hago?

Un cambio de turno en el trabajo le obliga a hacer el fartlek ese martes a la noche y un rodaje progresivo a la mañana siguiente cuando todavía no ha amanecido (el plan es el plan) y acaba muy cansado el día que, a priori, le tocaba descanso.

El jueves vuelta a la carga con un circuito de fuerza, el viernes se olvida del descanso (¿qué era eso?) porque hay que hacer las series del sábado para así ese día completar los 15 kms del domingo y dejarlo libre para ir con toda la familia a pasar el día con sus padres, que viven a dos horas de viaje...

A la semana siguiente la cosa se vuelve a complicar: una noche sin pegar ojo con el pequeño al que le están saliendo los dientes, reunión de la comunidad de vecinos (eso sí que es duro) y otro cambio de turno forman el trío de obstáculos que tiene que sortear, así que los entrenamientos los acumula seguidos de jueves a domingo (el plan es el plan).

Y ahora las lesiones

Cuando llega de nuevo el lunes Pablo nota un pequeño dolor en la pantorrilla que se disipa cuando entra en calor, ni se acuerda de él al apurar los 10 últimos minutos de su entreno por debajo de 5:00/km. Nunca había hecho ritmos tan fuertes, pero en el papel pone eso y hay que cumplirlo. Al de un par de horas el dolor vuelve con más intensidad, el martes se atenúa igualmente mientras hace unas cuestas, pero a la noche está medio cojo. A pesar de ello al día siguiente hay que hacer un rodaje (el plan es el plan).

Pero no, ese dolor no se ha mitigado tras el descanso nocturno y al levantarse de la cama y poner el pie en el suelo se da cuenta de que no está nada bien y que puede tener una lesión.

Tras un mes totalmente parado pasando por el médico y la consulta de un fisioterapeuta, a Pablo se le han ido todas las ganas de preparar una maratón, su sueño se ha desvanecido por completo e incluso se dice: "con lo bien que estaba yo haciendo mis 8 kilómetros tranquilito..."

No estoy exagerando

El caso de Pablo no es ninguna exageración, es real y no he hecho más que trasladar un mensaje que me envió un atleta popular a través de mi web. Pasó de la ilusión a la frustración en unas semanas, de sentirse inmerso en un bonito sueño a encerrarse en una pesadilla. La voluntad e ilusión a la hora de planificar los entrenamientos no suplió la falta de conocimientos y aquellas se aliaron con las circunstancias personales y laborales de su día a día, del día a día de cualquier atleta popular.

Cómo planificar la temporada... De manera realista

Si quieres hacer tu propia planificación debes de tener en cuenta la singularidad de tu vida diaria para que sea compatible con los principios del entrenamiento deportivo, es decir, adaptar la correcta distribución, carga o intensidad de los esfuerzos y entrenamientos a las posibilidades reales del tiempo que dispones, los horarios, los cambios de planes, los imprevistos familiares, lesiones, enfermedades, etc para no pasarte, pero para no quedarte corto tampoco y poder ir progresando hacia tu objetivo.

¿Qué ocurre si toca entrenar y estamos en medio de un temporal con vientos de 100 kms, con lluvias torrenciales o un incesante y peligroso granizo? Sí, ya sé que muchos hemos salido en condiciones de ese tipo dando un ejemplo de falta de sentido común (el primero yo). En ese caso, si estás apuntado a un gimnasio te salvará la (al menos para mi) aburridísima cinta, la elíptica, aparatos, clase de zumba...o podrás hacer un entrenamientos alternativo en casa (si es que estás en casa y no en el trabajo donde a lo mejor no podemos hacer nada) a base de un circuito de fuerza, por ejemplo.

Pero no es lo mismo, y no te quiero ni contar si esa situación se repite varios día seguidos trastocándote completamente el plan de entrenamiento. Ahí es donde empezamos a volvernos locos, queremos recuperar lo perdido, concentramos todo lo que teníamos preparado...grave error como le pasó a Pablo.

En el caso de querer progresar convenientemente, optimizar nuestro tiempo y energía y minimizar las posibilidades de lesionarnos o caer en la frustración no hay como ponerse en las manos de un profesional que nos entienda, que pueda de verdad colocarse en nuestro lugar para que con sus conocimientos, experiencia y empatía sepa personalizar al máximo tus entrenamientos, adaptarlos a tus características y modificarlos las veces que sean necesarias para llegar al éxito.

Pero si quieres ser tú mismo el que marque tu propio camino te voy a dar de forma clara y sencilla las pautas y las claves para que, al menos, no mueras en el intento.

Empezaremos con ello en el siguiente artículo: "Los principios del entrenamiento, qué son y cómo aplicarlos"

DISFRUTA DEL CAMINO PARA DISFRUTAR EN LA META

www.imanoloizaga.com  I @imanolLoizaga

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Campeón de España de Maratón Veteranos. Sígueme @ImanloLoizaga