¡No me pellizques que no quiero despertar de este sueño! Ya no tenía pensado hacer ninguna carrera antes de la maratón de montaña, pero oye ¿a quién no le gusta ponerse un dorsal?
Este fin de semana por el norte no daban muy bueno y mi plan de ir a Noja con la familia a pasar el fin de semana se fue al garete. Así que, qué mejor opción que hacer la tirada larga de la semana que me marcó mi entrenador en Runnea Academy en una carrera y más si parte de ella va por mi patio de recreo. El viernes a las 19:30 horas decidí apuntarme y pasar un domingo lluvioso en el monte.
Como siempre y va siendo costumbre no me mire el perfil de la carrera, y si lo mire tampoco le hice mucho caso. Creo que debería de quitar esta mala costumbre. Pero oye os digo una cosa, prefiero ir sin saber nada, y sorprenderme mientras pasan los kilómetros que no ir pensando en dónde estará la próxima subida.
Los nervios los tenía a flor de piel, esto no es raro en mi, ya que me pongo muy nerviosa cada vez que compito, pero yo creo que la presión era mayor porque corrí en casa, y al saberme parte del recorrido me presionaba a mi misma diciéndome que lo tenía que hacer bien.
Desplegando los bastones desde el principio
Nos ponemos en la salida. Vane, Sergio y yo intentamos ponernos lo más adelante posible, la música empieza a sonar y la cuenta atrás se me hace interminable 5, 4, 3, 2, 1, IEPAAAAAA!!!
Los primeros 200m de asfalto vienen bien para entrar en calor, tanto que en la primera subida me las tengo que ingeniar para poder quitarme el chubasquero, entre el chaleco, los bastones y no querer pararme pues se me hizo un poco costoso... Pero bueno lo conseguí e intente dejarlo sujeto al chaleco. La gente me iba pasando, por la derecha por la izquierda, así que decidí desplegar mis bastones, ya que era una zona con bastantes piedras resbaladizas y me ayudan a no caerme. Empecé a ver el cresterio de Punta Lucero y me encontré con mucho ambiente, ya que en esta carrera también había una marcha familiar y estaban todos animando a pesar de que hacía viento y mucho frío. Es más me encontré con Izaskun (@izaskun_izas Futuna) componente del #RunneaWomentTeam con su gran familia, que me dieron un chute de energía para seguir tirando con fuerza.
Llegué a la zona de los cañones y uno de los voluntarios me dijo que tenía que entrar por la zona de los túneles. Yo alucinaba ya que hacía años que no entraba por ellos, fue alucinante pasar por esos pasadizos de hace un montón de años y ver que siguen intactos.
Empiece a bajar, iba muy "rápida" pero de repente... OSTION al canto. Eso me pasó por desconcentrarme. Fue ver la playa y pensar que tenía que correr por ella me dio tal pereza que me comí una rama del suelo.
En cuanto toque arena pensé "puff que duro va ser esto" y aunque la sensación no era mala la arena estaba tan blanda que costaba mucho dar la zancada, así que en cuanto pise asfalto fue como si estuviese volando.
Haciendo de liebre con el recorrido picando hacia arriba
Tocaba volver al monte y empezar a subir El Peñon, menuda subidita que me esperaba. Menos mal que hice un grupete con unos chicos muy salados, Alvarito e Isi, del club Athetismo Labegane ,y toda la subida se me hizo muy amena. Les hice de liebres, si yo iba delante de ellos poniendo el ritmo. A mi me vino muy bien para forzarme y tirar mucho más y a ellos les vino de lujo para mantener un buen ritmo, eso si en las bajadas ni olerlos iban como un tiro.
Mi compi de fatigas Vanessa me dijo que si llegaba al polideportivo de Zierbena en menos de dos horas podría bajar de 3h la carrera. Y así fue... En 1h55min llegué al polideportivo con una sonrisa de oreja a oreja sabía que podría hacer el tiempo que ella me dijo, y fijármelo como objetivo.
Vi a mi madre gritándome y animándome a tope, pensé "por ella tengo que apretar dientes y tirar a tope hacia delante". Se estaba agarrando una chupa de impresión y se lo merecía.
Disfrutando por el Serantes para llegar a meta
Ya solo me quedaba el último tramo de la carrera, mi querido Serantes, mi patio de recreo, donde entreno día si y día también. Donde los árboles son mis grandes compañeros y donde las piedras son mis grandes enemigas. Creo que fue el tramo que más disfruté de la carrera, sobre todo cuando iba por el cresterio como cabra montañesa, saltando todas las piedras que me encontraba en el camino y más feliz que una perdiz. En la última bajada se me empezaron a poner los pelos de punta, en la meta me estaba esperando Izaro con su aita, y como siempre entrar en la meta con ella me emociona muchísimo.
Pero como en toda carrera de monte siempre queda una última subida... Esta última era de asfalto y lo que costó la jodida de ella. El reloj marcaba menos de tres horas, iba a conseguir el objetivo que me había propuesto. Veo a Izaro de lejos, esprinto, tiro los bastones y la cojo en brazos. Ella se ríe como una loca, yo la doy un montón de besos, ya que ella es la que me da la fuerza necesaria para seguir entrenando duro. Carrera finalizada 22km +1250m 2h57 y carrera que recomiendo 100%.
Sensaciones inmejorables para el gran objetivo: Marimurumendi 2019
Sigo notándome fuerte, con resistencia y con mucha más capacidad para sufrir. Me noto que me esfuerzo mucho más en carrera, que voy mucho más fina y sigo notando esa mejoría en las subidas. Los entrenos de trail de estas semanas con Runnea Academy están dando sus frutos, y unos frutos que jamas esperaba conseguir.
Pasar 3h en el monte ya no me cansan tanto como antes, llego a meta con la sensación de querer más y eso me gusta. Me gusta de cara a la maratón que me estoy preparando (Marimurumendi) porque me veo con la sensación y la confianza de que voy a poder hacer esos 42km, si nada se tuerce claro. Ya solo me queda un mes para el gran día, y toca seguir entrenando más duro que nunca, no vale venirse abajo ahora.
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