El mundillo de la tecnología está en constante ebullición, avanzando continuamente con nuevos productos o con mejoras de los existentes.
Entre los nuevos productos de reciente aparición, hace poco que se lanzó el Mino, que sorprendió a propios y extraños por su originalidad y sencillez así que una gran parte del sector del material deportivo empezó a hablar y rumorear sobre él.
En Runnea hemos tenido la posibilidad de probarlo a fondo y a continuación os contamos nuestra experiencia.
Qué es el Mino:
Si intentamos definirlo de la manera más sencilla posible y sin recurrir a terminología técnica, podríamos decir que el Mino es un contador de pasos que indica el “nivel de vida” que hemos consumido de nuestras zapatillas para que tengamos una idea de cuándo podría ser necesario cambiarlas.

Describiéndolo con algo más de rigor, es una pieza de espuma ovalada de unas dimensiones de 10 centímetros de ancho, 5 centímetros de alto y 2,5 milímetros de grosor que se coloca en el talón de la zapatilla, debajo de la plantilla y que tiene un chip programado para contar pasos, una fila de LEDs que nos indican el nivel de uso que lleva la zapatilla y un botón que podemos pulsar para consultar el estado de las zapatillas.
La hilera de luces se encienden de manera progresiva en función del número de pasos que haya contabilizado el chip.
El asunto de conocer cuál es la vida útil de unas zapatillas y saber en qué punto se encuentran no tiene ninguna fórmula concreta que realmente funcione. Como mucho, podemos tomar como “regla del pulgar” las horquillas de 800-1000 kms para zapatillas de entrenamiento, 500-700 km para mixtas y 200-400 ksm para voladoras.
De todas formas, son valores únicamente orientativos y que, como se suele decir, fallan más que una escopeta de feria porque depende del corredor (peso, técnica, eficiencia, …), condiciones climatológicas (mucho frío, mucho calor,…), cuidados que ha tenido las zapatillas (lavado, si se han alternado con otras, …), etc.
Desde mi punto de vista, no hay respuesta científica a las preguntas “¿Cuánto me van a durar? ¿Cuántos kms voy a poder hacerle? ¿Están ya para cambiarlas?” sino que se deben contestar por intuición, por las sensaciones de quien las calza, etc.
Sonará muy raro, más aún si es de alguien “de ciencias” y que encima escribe sobre material de running pero es lo que me dice la experiencia y, de hecho, no sería capaz de decir cuántos kms tienen mis zapatillas. Bueno, antes de estrenarlas sé que tienen cero pero en cuanto empiezo a usarlas pierdo la cuenta o más bien no me intereso porque creo que se deben cambiar cuando toca, lleven 200 kms o 1000 kms.
Qué viene en el paquete:
Dentro del blíster vienen dos óvalos, uno con el Mino y otra pieza equivalente en tamaño y forma pero sin nada más que la espuma para colocarla en la zapatilla en la que no va a ir el Mino para poder compensar los 2,5 milímetros de altura y que vayamos igual en ambas zapatillas.

Cómo se instala:
Para contabilizar los pasos, el Mino cuenta cuántas veces presiona nuestro talón sobre el chip con lo que se debe ubicar en el talón de la zapatilla con el chip hacia arriba.
Con eso sería suficiente pero, obviamente, el sitio donde debe ir es debajo de la plantilla y, para evitar que se mueva, tiene una cara con adhesivo que permite fijarlo a la base de la zapatilla.

Para compensar la altura que introduce en la zapatilla, en la otra tenemos que colocar la otra pieza siguiendo el mismo proceso.

Cómo se usa y cómo funciona:
No requiere cargas previas, ni calibraciones, nada de nada, desde el momento en que lo pegamos en la base de la zapatilla, está preparado para contabilizar cuántas veces lo presionamos (cuántos pasos damos).
Aunque sea un contabilizador, no es un podómetro y no tiene display para saber el número de pasos exactos que lleva contados sino que para eso se utiliza la fila de LEDs.

Han estimado que la vida útil de unas zapatillas es de unos 650 kilómetros (miden en millas así que lo han marcado en 400 millas) que, todo sea dicho se antoja un tanto corta porque, aunque es algo que depende de muchísimos factores, creo que la horquilla de los 800-1000 kilómetros es más real.
Puesto que el Mino cuenta pasos, han estimado que se dan unos 600 pasos por cada milla con lo que realmente miraría el aparato es cuándo se llega a los 240.000 pasos.
Se han coloreado los círculos de manera que se pueda tener una referencia rápida de cómo anda la zapatilla de manera que: mientras se enciendan los cuatro primeros azules estemos tranquilos, cuando se encienda el amarillo empecemos a pensar en buscar unas sustitutas y cuando se encienda el rojo, nos indica que la zapatilla ya ha sobrepasado esa cifra límite que ellos han estimado.

Las luces no “valen” el mismo número de pasos sino que, tal como aparece explicado en el óvalo: las tres primeras luces equivalen a un desgaste de 1/3 (le queda 2/ de vida), cuatro luces (todas las azules) equivalen a 3/4 de desgaste (le queda 1/4 de vida), si se enciende la amarilla le quedan unos 80 kilómetros (50 millas) y en el momento que se enciende la roja, teóricamente las zapas han muerto (al menos como zapas de running).
Para que se enciendan las lucecillas hay que presionar durante dos segundos el botón que hay en le “O”. El fabricante recomienda comprobarlo cada 3 ó 4 semanas pero eso ya dependerá de cada uno.

Como va en el talón contabilizará todas las veces que pisemos, sea corriendo, saltando, andando, zapateando, … ya que no es capaz de diferencias la intensidad de la pisada. Obviamente, no es lo mismo el desgaste por compresión que produce un paso andando que uno corriendo pero, bueno, aceptaremos pulpo.
Comentarios adicionales:
He estado pensando en si es mejor este enfoque de contar número de pasos o si es mejor contabilizar por kilómetros y la verdad es que no sería capaz de quedarme con una como “mejor” porque ambas tienen sus cosas buenas y sus cosas malas así que, contando con que no creo que sea un valor determinante ni fiable el intentar cuantificarlo, tanto si se cuentan los kms como si se cuentan los pasos, me parece una que puede valer como guía indicativa.
Al no tener display, no hay forma de saber si contabiliza bien los pasos pero por el diseño que tiene, confío en que es capaz de medirlos bien porque va bastante fijo y el chip queda justo debajo del talón.
Lo que no me ha gustado es tamaño porque con los 10 centímetros que tiene, se mete casi en el arco y notas que va ahí, amén de que incrementa en 2,5 milímetros el drop de la zapatilla así que creo que es algo que deberían trabajar para hacerlo más finito.
Como he comentado tantas veces, no creo que se pueda contabilizar o cuantificar a priori la vida útil de unas zapatillas y que, aun un siendo un mismo corredor y modelo, puede variar bastante en función de climatología, técnica de carrera, estado de forma, terreno, cuidados, … pero, bueno, como indicador para quien quiera tener una guía, puede valer.
El problema es que está asociado unívocamente a unas zapatillas no sólo porque quede adherido a la base sino porque no es capaz de llevar nada más que una cuenta.
Además, sólo sirve para una vez, no se puede resetear ni recargar con lo que hay que tener uno por cada par de zapatillas que queramos controlar y adquirir uno nuevo por cada par que estrenemos.
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