Hoy escribe en Runnea.com como firma invitada Aitor Loizaga, Coach Deportivo, Ayuda a deportistas a cumplir sus objetivos e incrementar su rendimiento gracias a una mejora de la fuerza mental.
El coaching ha venido y parece que para quedarse en nuestras vidas. Oímos expresiones como coaching ejecutivo, coaching personal, de equipos, live coaching…. Sin embargo una pregunta que me hace mucha gente cuando le digo que soy coach es –“y eso qué es”- “-y eso para qué vale?”-
Una de las muchas definiciones que existen del coaching dice que es un proceso de acompañamiento que a través de conversaciones y preguntas, ayuda a conseguir el objetivo.
Pero la pregunta que nos importa es...
¿Qué puede aportar el coaching a un deportista, a un corredor popular que tiene como objetivo para esta temporada finalizar una carrera de 10 km, o mejorar su marca en un maratón bajando de las tres hora y cuarto, o un triatleta que después de varios años decide aventurarse con un Iron Man?.
En primer lugar vamos a recordar algo que quizás mucha gente desconoce; el coaching se originó en el ámbito deportivo durante los años 70. Y es más; comenzó en deportes individuales como el golf, tenis y atletismo. Y surgió con el objetivo de incrementar el rendimiento, mejorar la fortaleza mental y gestionar las emociones. De ahí saltó luego al mundo de la empresa.
En la práctica deportiva hay dos aspectos fundamentales:
El entrenamiento: la planificación que nos marcamos al inicio de la temporada; días de descanso, de tiradas largas, cuándo hacer las series, su duración e intensidad, aeróbico, anaeróbico…… es el aspecto puramente físico. Es el corredor el que se ajusta al entrenamiento, bien porque es la planificación que ha elegido, bien porque tiene un entrenador personal que le diseña los entrenamientos, las prioridades y la planificación deportiva en general. Por supuesto que hay días en los que nos saltamos el entrenamiento que nos toca hacer, o lo hacemos con menor intensidad. Pero en general, insisto, es el atleta es que siguen el plan de entrenamiento.
La motivación, el aspecto emocional. Cuando comienza la temporada nos marcamos objetivos de marcas, pruebas, retos…. ¿somos capaces de mantener la ilusión y la concentración para conseguirlas?.
Todo el que ha hecho deporte sabe lo difícil que es madrugar el fin de semana, con lluvia y frío, ponerse la ropa para salir a la calle y hacer una tirada larga o unas series. “¿Quién me mandaba a mí meterme en estas cosas?”. Y encontramos mil y una razones para quedarnos en la cama y dejarlo para otro día, y otro, y otro…. Vamos arrinconando las razones que nos impulsaban a hacer deporte, a madrugar, a machacarnos haciendo series, a decirnos interiormente “una serie más”.
La fortaleza mental y el componente emocional son esenciales en la práctica de cualquier deporte, tanto a nivel popular como de élite. Aquí es donde la figura del coach cobra protagonismo. A ayudar al atleta a mantener y recuperar la motivación y muy importante, a ir más allá; a desafiarnos y retarnos a nosotros mismos para mejorar.
La fortaleza mental y el componente emocional son esenciales en la práctica de cualquier deporte, tanto a nivel popular como de élite
Y el coach ayuda al atleta a conseguir lo siguiente:
Aclarar los objetivos: qué es lo que realmente queremos conseguir. A priori parece que la respuesta es obvia; rebajar una marca, finalizar una carrera, mantenerme en forma…. Pero deberíamos preguntarnos: “Qué supone para ti rebajar tu marca personal?, Qué consigues finalizando esa carrera que tenías pendiente desde hace mucho tiempo?”
Saber cuál es el verdadero motor que nos impulsa y que nos motiva. Saber qué le mueve a entrenar y a correr, las razones que le impulsaron y por las que suda, sufre, quita tiempo a la familia y a los amigos y a su tiempo de ocio.
Y sorprendentemente, en muchas ocasiones las razones reales, las profundas, son muy diferentes a las que el propio atleta cree.
Descubrir qué obstáculos nos impiden alcanzar el objetivo y conseguir las herramientas para superarlos.
Es decir; podemos tener las mejores zapatillas, el último modelo de pulsómetro, ropa técnica…. pero si no hay motivación todo eso no sirve para nada.
Después de todo lo anterior, por fin el corredor se reúne con su coach y tienen su primera sesión de coaching.
¿Qué es lo que se hace, cómo se trabaja en una sesión de coaching?.
En esencia, y de forma muy resumida, en una sesión de coaching se empieza concretando el objetivo a conseguir. A continuación analizamos la situación actual y las diferentes posibilidades de actuación en el futuro. Se termina cerrando el plan de acción con el que el corredor trabajará hasta la siguiente sesión y que además, es lo primero que se revisa.
Las sesiones suelen durar de una hora a hora y media y con respecto al lugar, lo habitual es que el coach se adapte al deportista. Es imprescindible que sea un sitio en el que se sienta a gusto y tranquilo y que durante ese tiempo, deje el teléfono apartado.
Hay deportistas que prefieren mantener la sesión en su lugar de trabajo, despacho o similar. También en el despacho del coach. Yo he realizado sesiones en cafeterías tranquilas o en una terraza mirando al mar, que nos han proporcionado tranquilidad y sobre todo, que el deportista se sienta relajado. Aunque con el poco tiempo del que se dispone en general, lo que se está imponiendo son las sesiones a través de Skype e incluso, si hay problemas con la conexión, incluso vía teléfono.
El coach trabajará con el corredor el objetivo que se haya acordado en la primera sesión. Concretar el objetivo que el deportista quiere es esencial para un buen proceso de coaching. Algo que parece tan obvio y fácil, el objetivo con el que el corredor acude al Coach, no lo es tanto. Para que os hagáis una idea; la primera sesión se dedica en gran parte a fijar el objetivo de todo el proceso, porque muchas veces, el objetivo real, el que quiere el atleta, no es tan aparente como él cree. Tema muy interesante que dejamos aquí porque daría para un artículo entero.
Incluso en el caso de aquellos atletas que sólo corren por sentirse mejor o porque les relaja (sin ninguna ambición de marcas o de pruebas concretas), es normal que se experimenten épocas de altibajos –“siempre me ha gustado correr; me servía para relajarme y olvidarme de mis preocupaciones. Pero desde hace un tiempo, ya no lo disfruto”-. ¿Qué le impide disfrutar de esos momentos?. Otra vez, el aspecto motivacional.
Corremos con las piernas, pero no sólo con las piernas. La motivación es lo que impulsa las piernas.
Próximo artículo: Entrenador Personal y Coach; ¿a quién debo hacerle caso?.
Aitor Loizaga. Coach Deportivo
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