Sí, así se titula uno de los capítulos de "Tú también puedes ser runner". No podía faltar en un libro en el que se habla de experiencias vitales de una corredora, un apartado dedicado a cómo revisarnos físicamente antes de iniciar cualquier actividad deportiva.
En las charlas que doy a grupos de aficionados/as al running sobre cómo preparar un objetivo, las primeras palabras siempre están dirigidas a nuestra salud. De nada vale que nos pongamos un objetivo cualquiera si no sabemos si podremos llevarlo a cabo según sea uno u otro nuestro estado físico. Leí una vez a un médico que decía que "nuestra mente extiende cheques que nuestro cuerpo no puede pagar". Es bien cierto esto. Nosotros podemos imaginarnos subiendo al Everest, pero será nuestro cuerpo el que nos diga si hollaremos la cima o no. La mente juega un papel clave en la consecución de un objetivo, pero si nuestras articulaciones o nuestro corazón dicen que nanai, pues nos quedamos sin cumplirlo.
Dicen los estudios que los españoles estamos cada vez más concienciados con la necesidad de practicar deporte. Hace diez años, pocos preparaban, por ejemplo, los 42 kilómetros. Sin embargo hoy estamos mucho más informados sobre cómo preparar una maratón, aspectos nutricionales, qué zapatillas usar, etc, etc, etc.
El running sigue siendo el deporte favorito. Lo practica el 19,2% de la población, por encima del ciclismo, la natación, la musculación, el culturismo o el fútbol. Son datos del Ministerio de Deportes y que resultan de la encuesta sobre hábitos de practicar deporte en España.
Por dar algún dato más y dimensionar el asunto decir que entre el 2006 y el 2016 se incrementó en un 76,2% el número de participantes en la Maratón de Madrid. Esta tendencia es aún mayor en las otras tres "grandes" maratones de España. Fijaros: Barcelona ha incrementado el número de corredores en un 383%, Valencia en un 473% y Sevilla en un 377%.
Invertir que no gastar en salud
Pero ¡ayyyyyyy! ¿qué pasa cuando nos preguntamos por los hábitos de los y las corredoras españolas? Pues que se nos cae el alma a los pies. Somos capaces de gastarnos un dineral en unas zapatillas muy bien publicitadas sin saber si son o no las adecuadas a nuestra pisada, nuestro peso y nuestra forma de correr, pero somos muy rácanos a la hora de invertir unos cien euros en revisar nuestra salud, en hacernos un test de prevención de lesiones o una prueba de esfuerzo. Atentos a la palabra utilizada, "invertir" que no "gastar".
Revisarnos y prevenir es invertir en nuestra salud y nuestro rendimiento. No estamos tirando el dinero. Lo estamos depositando en nosotros mismos. ¿Quién mejor que nosotros para recibirlo?
Más datos para ilustrar lo poco que nos cuidamos. El 75,1% de los y las corredoras no se han hecho nunca una prueba de esfuerzo. Y entre los maratonianos solo se la han hecho seis de cada diez.
Al correr, todo el cuerpo se pone en marcha: más de 200 músculos y numerosos huesos y articulaciones se coordinan entre sí al tiempo que el sistema respiratorio y el corazón trabajan a toda máquina. Esto lo sabemos, pero la mayoría de los runners no consideran necesario recurrir a ayuda médica para ponerse en marcha.
La importancia del diagnóstico precoz
Yo apuesto por que en las carreras nos exijan un certificado médico en el que se nos de el apto para disputarla. De todas las que yo he corrido solo me lo han pedido en dos, la maratón de París y la MariMuruMendi, una maratón de montaña que se celebra en julio en Beasain. En el resto, y han sido muchas, nada de nada.
Quienes organizan las pruebas aseguran que hacerte una prueba de esfuerzo, por ejemplo, no va a evitar que te suceda algo durante una carrera. Y tienen razón. Pero que no vaya a evitarlo no quiere decir que no sea mejor que hagamos prevención y que sepamos si tenemos alguna patología o no antes de arrancar. Siempre hago la comparativa con las mamografías que nos hacemos las mujeres. Que cada año nos hagamos una no quiere decir que nunca vayamos a tener cáncer de mama, pero al menos estaremos vigiladas y podremos tener un diagnóstico precoz.
¿Cuántos de los participantes en una carrera dejarían de inscribirse si les exigiesen una prueba que cuesta alrededor de cien euros? ¿Qué harías tú?
Prueba de esfuerzo sí o sí
Pablo Aranda, médico especialista en medicina deportiva, lo tiene claro: Todos los deportistas, pero especialmente a partir de los 35 años, deberían hacerse una prueba de esfuerzo, sobre todo si se empieza a hacer deporte de manera intensa, o si se tiene algún factor de riesgo añadido como por ejemplo, sobrepeso. Aboga por una práctica deportiva segura.
La revisión debe contemplar:
- Los antecedentes familiares y personales del deportista con especial atención a los cardiológicos.
- Valoración del deportista en reposo con auscultación cardiopulmonar, tensión arterial, ECG de reposo y cineantropometría con peso, altura y pliegues. Se puede completar con espirometría y valores como la fuerza y la flexibilidad.
- Prueba de esfuerzo.
Dice Aranda en el capítulo 9 de "Tú también puedes ser runner" que si vigilamos nuestro estado físico, descansamos lo adecuado, no sobreentrenamos, nos alimentamos e hidratamos correctamente y somos constantes y conscientes de nuestras limitaciones, no habrá objetivo que se nos resista.
¡A por el siguiente reto!
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