Eliud Kipchoge bate el record del mundo de maratón en Berlín con un tiempo de 2h 1m 39s
Eliud Kipchoge el héroe, el misil que nos ha hecho vibrar de emoción este 16 de septiembre de 2018 a todos los que llevamos muy dentro la maratón, ha dejado el break2 a solamente 99 segundos, acercándose a la mítica barrera de una de las más especiales carreras del mejor deporte del mundo.
La maratón nos mide como atletas y como personas, consigue sacar de nosotros mismos lo mejor y lo peor; hacernos llorar de alegría y de tristeza, elevándonos a lo más alto o machacándonos sin piedad durante esos 42.195 metros; una distancia caprichosa que nos guarda, en ocasiones, un caprichoso desenlace. Es la que nos permite colocarnos en la línea de salida junto a auténticos cracks soñando con aguantarles al sonar el disparo de salida siquiera unos metros el ritmo al que ellos correrán durante media mañana.
Eliud Kipchoge, el nombre, la marca, el eslogan que se propaga como siempre que se acerca la maratón de Berlín o Londres anunciando un nuevo récord del mundo: los entrenamientos imposibles, los consumos de oxígeno, la tecnología, la alimentación secreta, las zapatillas revolucionarias al borde de la ciencia ficción...
Estábamos detrás de una especie de nebulosa, llena de merchandising y mensajes que nos tapaban con humo y no nos permitían ver lo importante, ni más ni menos que a:
Eliud Kipchoge, el ser humano; la persona, el talento, pero también el duro trabajo que muchas veces pasamos por alto y no reconocemos a los mejores: disciplina, esfuerzo, perseverancia, dedicación e ilusión. Toneladas y toneladas de ilusión que no son atributos exclusivos de los nacidos en Iten o Eldoret, sino comunes a todos los que deseamos realmente cumplir nuestros sueños.
Eliud Kipchoge, sueña como tú
Al igual que muchos de nosotros, de la gente que tengo la suerte de preparar y con la que trato día a día, él se ha levantado cada mañana dispuesto a entrenar superándose a sí mismo, venciendo a sus miedos, dudas o cansancio y terminando sin la mínima duda de que lo ha hecho lo mejor posible. Cada noche se ha acostado sabiendo que solamente ha sido un paso más para lograr lo que anhelaba, su sueño.
No el de las marcas que le patrocinan, ni el de los organizadores de las maratones, sino su sueño. Me quedo, de toda la carrera, con esos metros una vez pasada la meta hasta llegar a abrazarse con un compañero: esa cara de incredulidad, de asombro, de orgullo, de mil emociones que afloraban...no hay duda, esas son reacciones de un ser humano.
Eliud Kipchoge no es un extraterrestre, tenemos que alegrarnos de ello, es un ejemplo de lo que podemos lograr si lo que nos proponemos es una meta ambiciosa y realista. No batir el récord del mundo, por supuesto, pero esos 56 kilos de humanidad que han volado por Berlín son una demostración de que la ilusión es una fuerza muy poderosa.
Nunca pierdas la ilusión.
Leer más noticias de: Running news