Yo corro sola

Sí, casi siempre corro sola y me gusta. Somos muchas las que corremos porque necesitamos ese tiempo para nosotras mismas, para enfrentarnos a nuestros problemas, para analizar lo que tenemos alrededor, para sentir que nos cuidamos y para saber que el tiempo que empleamos en correr es única y exclusivamente nuestro. Lejos de mensajes, llamadas, obligaciones, trabajo, familia, hijos. Lejos de todo.

El asfalto y tú. No hay nada más.

Pero no, resulta que correr sola no es seguro. Nosotras no salimos y elegimos la ruta según nos parezca en ese momento. Nosotras planificamos todo de antemano porque sabemos que hay determinadas zonas que por oscuras o apartadas puede reportarnos un disgusto. 

Como le pasó a Laura Luelmo, la joven de 26 años que salió a correr el pasado miércoles y no volvió. No lo hizo porque algún desalmado se encargó de asesinarla y dejarla tirada cubierta de hierbajos.

La rabia y el dolor nos ha invadido una vez más. No solo porque la lacra de la violencia hacia las mujeres ataca de nuevo sino porque los agresores y asesinos están intentando robarnos un espacio que nos ha costado mucho ganar: la calle. 

Hemos peleado durante años para lograr liberarnos del tutelaje masculino. Hasta hace no demasiado tiempo ellos nos daban permiso para muchas cosas: abrir una cuenta corriente en un banco, conducir, entrar solas en un bar, etc, etc, etc. Por desgracia es algo que aún sigue pasando en muchos países. Y ahora quieren arrebatarnos esa libertad utilizando un arma paralizante, el miedo.

Salir a correr es un disfrute. Tu cuerpo lo agradece, tu mente también. Pero si tienes miedo, si sientes que necesitas protección para hacerlo, el disfrute desaparece.

Agradezco infinito las iniciativas de crear grupos de corredoras para que ninguna corra con miedo, pero no comparto su filosofía. 

Si estoy en un grupo de mujeres corredoras es para ser un espejo en el que se miren otras muchas mujeres y se pongan en marcha. Quiero conseguir que cada vez seamos más las que nos calcemos las zapas y tengamos una vida sana, saludable y feliz. Unirnos por miedo no me gusta tanto.

Hoy me contaba una mujer que corre acompañada por su marido. El no corre, va en bicicleta. Es su protector. Loable la iniciativa del marido. Pena, mucha pena, que tengamos que depender de hombres para sentirnos seguras.

Yo corro sola y quiero seguir haciéndolo

Mis retos, objetivos y entrenamientos son solo míos y en muy pocas ocasiones puedo compatibilizarlos con los de otras personas así que me toca hacerlos sin compañía. Y entreno muy pronto, por la mañana, cuando aún no ha salido el sol.

¿Qué si siento miedo? 

Procuro no pensarlo aunque a veces, cuando me veo en medio de una recta larga y solitaria, me asalta el pensamiento de "si sale alguien ahora con malas intenciones, estoy vendida". Retiro de mi cabeza ese mensaje porque no quiero que nada ni nadie condicione mis salidas, mi entrenamiento , mis carreras. No quiero depender de nadie, no quiero encerrarme en un gimnasio y correr en una cinta, no quiero correr en grupo porque lo que me gusta es correr sola.

El viernes he convocado en Bilbao una quedada abierta a todo el mundo, hombres, mujeres, corredores/as y paseantes. También para aquellas personas que no hacen ni una cosa ni la otra pero que quieren gritar alto y claro "NI UNA MÁS", " NI UNA MENOS".