Los 100kms. del Sahara, así hemos vivido esta carrera por el desierto ¡Toda una experiencia!

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Los 100kms. del Sahara, así hemos vivido esta carrera por el desierto ¡Toda una experiencia!
Begoña Beristain
Por Begoña Beristain
El blog de Bego Beristain
Publicado el 17-10-2019

Escribo este artículo mientras vuelo desde Túnez hacia Madrid después de haber disfrutado la maravillosa experiencia que ha sido correr los 100km del Sahara. Me gusta hacerlo así, cuando aún tengo frescas las emociones, porque quiero transmitir no solo lo que la carrera me ha parecido en cuanto a organización y logística, sino lo que me ha hecho sentir.

Sabía lo que es correr en el desierto, porque he corrido el Maratón del Sahara, pero no sabía lo que significa ir más allá de los 42 kilómetros, la distancia máxima que había corrido hasta la pasada semana. Eso precisamente, saber qué hay después de pasar la mítica cifra, era mi objetivo. Y de paso, convertirme en ultramaratoniana. Suena bien la palabra.

¿Qué son los 100kms. del Sahara? - foto 1

¿Qué son los 100kms. del Sahara?

Los #100kmdelsahara se corren en la parte tunecina del desierto saharaui. Este no es un terreno tan plagado de dunas como otros desiertos. Las hay, claro, pero si le tuviera que poner un adjetivo al Sahara diría que es un desierto pedregoso. 

100kms. en 48 horas y en tres etapas

En 48 horas se desarrollan las tres etapas con las que se completan los 100kms.

  • La primera, nocturna y de 15 kms, nos sirvió para tener una primera toma de contacto con el terreno. Arranca a las 18:00h, cuando solo queda media hora de luz. Este horario facilita que, mientras corres, veas la increíble puesta de sol. El cielo se vuelve completamente rojo y el sol brilla tanto que deslumbra. En apenas media hora se hace completamente de noche con lo que se hace imprescindible portar una luz frontal para ver el terreno por el que pisas. Los primeros dos kilómetros de esta etapa se corren sobre las dunas y el resto por subidas y bajadas fundamentalmente en pistas arenosas y de piedras. A mi me daba cierto respeto correr sola y de noche por un desierto inmenso así que me acoplé a un corredor italiano que llevaba un ritmo ágil y constante. Sabía que la clave para llegar al final de la carrera era guardar fuerzas desde el primer kilómetro, así que aún con la alegría y las ganas de correr algo más rápido, cogí el ritmo cómodo de Carlo y lo mantuve hasta el final. La temperatura era buena, alrededor de 22 grados. Lo que nos esperaba en la segunda etapa era otro cantar.
  • 35 kms de desierto, segunda etapa. Dos tramos de dunas, unas bajitas y en continuo sube y baja y otras de tamaño considerable, sumados a kilómetros y kilómetros de terreno arenoso y con piedra. Eso es lo que nos ofrecía esta segunda etapa en la que se atraviesa el Oasis de Tozeur, un estupendo pulmón verde para el desierto en el que te encuentras con áreas de esparcimiento, bares e incluso una piscina que te invita a lanzarte a ella y olvidarte de tu reto. Pero no, el objetivo es el objetivo.
  • Como no hay dos sin tres llegamos a la tercera etapa. Para mi esta era la más interesante. No porque se corriese por ningún lugar muy diferente a lo ya visto en las dos etapas anteriores, sino por la distancia: Por primera vez en mi vida me enfrentaba a la ultra distancia. Aquellas distancias que van más allá de los 42 kilómetros de una maratón se consideran así, ultras.

100 kilómetros sahara

"Andiamo, signorina"...hasta alcanzar la meta

El objetivo era llegar a la meta. Cuando no has probado una distancia es mejor no ponerte una marca prefijada, porque no sabes lo qué te vas a encontrar. Así que bien pertrechada de barritas, geles, sales, agua e isotónico me lancé a conquistar esos 50 kms. Salí muy prudente, despacito, midiendo cada pisada y controlando el ritmo. Poco a poco me fui animando, pero sin dejar de guardar fuerzas y sin derrochar ni lo más mínimo. Alrededor del kilómetro 6 me encontré con Giancarlo, otro corredor italiano con pinta de experimentado. Le observé durante un buen rato y me pareció que su ritmo era asequible para mí, así que me coloqué a su lado. Le pregunté si le molestaba que fuese ahí y como me dijo que estaría feliz de llevar compañía decidí que, si podía seguirle, no me despegaba de él. Juntos superamos las dunas, los largos kilómetros de piedras y el calor casi insoportable que alcanzó a medio día los 36 grados. Habíamos comenzado la etapa a las 9 de la mañana y entramos en meta siete horas después, a las 16.00 horas.

En todo ese tiempo corrimos mucho, andamos un poquito en la zona de dunas altas, compartimos experiencias y sufrimos lo justo. Ninguno de los dos apretó el paso. Sabíamos que el objetivo era llegar a esa ansiada meta.

Compartir tantos kilómetros con alguien que no conoces puede salirte bien, como es mi caso; o salirte mal y jugarte la carrera por ir fuera de ritmo. Tuve mucha suerte con Giancarlo. Su experiencia en muchas carreras de larga distancia le convirtieron en la liebre perfecta. Cada tres kilómetros me hacia un test rápido: ¿Cómo está tu corazón? Y yo le daba mis pulsaciones. ¿Hidratada? Sí. ¿Con energía? ¡Sí! Pues "andiamo, signorina". Y seguíamos.

Hubo un momento muy especial en esa etapa. Al llegar a los 42 kilómetros Giancarlo se paró, me miró para que me parase y me dijo:

 Te has levantado siendo maratoniana y te vas a acostar siendo ultramaratoniana, ¡andiamo!

Y seguimos corriendo mientras yo centraba mis pensamientos en mi carrera. Me gusta dejarme llevar por quienes tienen experiencia. El camino se hace mucho más corto y rápido, y aumentan las posibilidades de llegar a la meta con energía.

Cruzar esa línea de meta, con muy poquita gente alrededor y un silencio solo roto por los aplausos es maravilloso. En ese momento te olvidas de las muchas horas que has invertido en entrenar por todo tipo de terrenos, de lo mal que te ha sentado renunciar a celebraciones con tal de llegar en tu pico de forma y de lo que has sufrido durmiendo en el suelo entre etapa y etapa con tal de alcanzar los 100 kms.

100kms. del Sahara 2019, logística de una carrera en el desierto - foto 3

¡La logística en una carrera por el desierto!: Comida italiana cocinada por italianos

Porque esa es otra. La logística del desierto no es precisamente cómoda. Esta no es una carrera que te lleve a descansar a un hotel con ducha y buena cama para que recuperes entre etapa y etapa. En los 100 kms del Sáhara, que organiza la empresa Zitowa, se duerme en un "hotel de mil estrellas", es decir, al aire libre. Una jaima básica formada por varios palos de sujeción y una gruesa tela era nuestro único techo. Que a media noche necesitas utilizar el wc, pues te das un paseo por el desierto hasta que encuentres un lugar que te parezca adecuado. ¿Y qué te quieres dar una ducha? Pues espabila y dirígete rápido a los bidones de agua a los que se les ha colocado un grifo para que regulemos el líquido que gastamos, si no quieres quedarte sin la merecidísima ducha.

Menos mal que la comida es extraordinaria. Un camión cocina se encarga de todo, de los desayunos, las comidas y las cenas. Es comida italiana cocinada por italianos, así que no hay nada más que añadir.

Los 100 kms del Sahara son una experiencia fantástica, que yo he compartido con Denis, Marta, Ana, Luisete, Alex y Carlos con quienes espero coincidir en otro desierto. ¿Qué tal Nairobi?

100kms. del Sahara 2019, experiencia personal vital corriendo por el desierto - foto 4

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Licenciada en ciencias de la información. Colabora en diversos medios como Onda Vasca , Deia o EITB. Maratoniana y amante de nuevos retos running.