Respuesta rápida y clara: ¡Es posible, sí! Los hechos hablan por sí solos, porque no es que me lo hayan contado, sino que he tenido la oportunidad de hacerlo, sufrirlo y disfrutarlo casi a partes iguales, como pasa con todas las maratones.
La Asociación Maratones Solidarios está formada por el atleta paralímpico Javi Conde y por Jon Salvador. Su "especialidad" son las maratones solidarias realizadas en circuitos reducidos y en lugares emblemáticos. Han corrido la mítica distancia en lugares tan pequeños como la Gabarra, que utilizaba el Athletic para celebrar sus éxitos; la pasarela del Puente Bizkaia; las Cuevas de Pozalagua; el sifón de la Universidad de Deusto; o en la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe.
Después de todas estas maratones corridas al alimón, ambos querían incorporar a una mujer a la asociación. Había que buscar a alguien que tuviese experiencia en correr maratones, y que no solo no le asustase la larga distancia, sino que se atreviese a realizarla en un recorrido pequeño, tan pequeño como 160 metros, dos rectas de 80 metros con sus correspondientes giros. Ahí es donde entro en juego yo.
Maratones Solidarios, nueva aventura junto al árbol de Gernika
Todos estos años corriendo me han dado la oportunidad de descubrir que con nuestras zancadas podemos aportar mucho en distintos ámbitos. En mi caso correr me ha servido, además de para mi propia satisfacción física y mental, para realizar distintas acciones solidarias y para trabajar por la igualdad en el mundo del deporte. Así que cuando Javi y Jon me propusieron entrar a formar parte de Maratones Solidarios no me lo pensé ni un momento. Me pareció la forma más idónea para seguir trabajando a través del deporte por conseguir un mundo más justo, al tiempo que me daba la oportunidad de enfrentarme a un reto que jamás me hubiera planteado: correr una maratón en un espacio tan pequeño como el que acabamos de recorrer.
El lugar elegido para el reto no podía ser más apetecible: el entorno del Árbol de Gernika, emblema de la resistencia del pueblo vasco. Para quienes no estén familiarizados con el lugar decir que es el sitio en el que está aún el tronco del único roble que sobrevivió al bombardeo de Gernika por parte de las tropas franquistas durante la Guerra Civil. Además, ahí se encuentra la Casa de Juntas de Gernika, el Parlamento Vizcaíno. No podíamos correr en un lugar más significativo que este.
Rodear el Árbol era imposible por ser este un lugar casi sagrado, así que decidimos hacerlo en su entorno. Más concretamente en la Ruta Juradera, que utilizaban los Reyes de España para jurar los fueros vascos. El último en hacerlo fue Fernando VII, y curiosamente llegó hasta el lugar corriendo porque llegaba tarde a la cita. Se daban todas las condiciones para que este lugar acogiese el sexto maratón solidario.
Tras muchos trámites burocráticos y administrativos fijamos la fecha del evento en el 30 de diciembre 2019. Total, que hemos terminado el año con una maratón más en las piernas.
¿Cómo se prepara una maratón tan particular en un espacio tan reducido?
Quienes hayan preparado 42 kilómetros alguna vez saben que supone un esfuerzo extraordinario durante al menos tres meses, tiempo que dedicas a entrenar, alimentarte, cuidarte y descansar con mimo y constancia. Si el objetivo es alcanzar determinada marca, los entrenamientos serán de una manera u otra. En nuestro caso no buscamos ninguna marca concreta, no nos ponemos límite de tiempo para terminar los 42 kilómetros porque el recorrido y la cantidad de giros que hay que dar lo complican mucho. Por esto, los entrenamientos tienen que ser también específicos y centrarse más en acumular distancia que en trabajar la velocidad. Muchas tiradas largas a ritmos tranquilos.
Personalmente mis entrenamientos se han centrado en trabajar entre cinco y seis días por semana. Al menos uno de ellos ha sido de giros, otro de calidad y el resto de carrera continua. Todo esto sin olvidarnos del trabajo de fuerza, imprescindible.
Con esto es con lo que me planté en la prueba. Con este plan de entrenamiento específico y con mucho respeto. Me daba miedo, sobre todo, que mis tobillos no aguantasen los 1.028 giros previstos. El pavimento piedra, el circuito en cuesta y peraltado y dos giros que te obligaban a bajar el ritmo y a arrancar cuesta arriba. Vamos, que fácil fácil, no era.
Si hay algo importante que trabajar en estas pruebas es la fuerza mental. Aguantar tantas horas corriendo por el mismo sitio requiere una concentración que mal llevada puede llevarte al abandono. Me considero una persona especialmente fuerte en el plano mental. Creo que dividí bien la carrera con tramos mentales de 10, 21, 30, 40 y 42 kilómetros. En ningún momento pensé en lo mucho que faltaba sino todo lo contrario: "Ya van cayendo" era el pensamiento recurrente en referencia a los kilómetros. También es cierto que ir acompañada de dos corredores experimentados en este tipo de pruebas me ayudó mucho.
Girando y girando conseguimos alcanzar la meta en 4 horas, 52 minutos y 39 segundos, un poco por debajo de las cinco horas que habíamos previsto. Los dos kilómetros finales fueron muy especiales. El numeroso público que se había dado cita en el entorno para ver la maratón solidaria animó de forma incansable. La subida a la zona del Árbol fue muy emocionante. Frente al roble nos esperaba la Presidenta de Juntas Generales, Ana Otadui, y una pareja de dantzaris que nos dedicaron un aurresku. Y como colofón, la interpretación por parte de Iñaki Basabe del himno "Gernikako Arbola".
Los objetivos a superar en 2020
El balance de mi participación en esta sexta maratón solidaria no puede ser más positivo. Hemos recaudado fondos para organizaciones como Stop San Filipo, Aunar Taper Solidario o el Club de Deporte Adaptado Saiatu. Además, a través de mi participación hemos hecho visible el trabajo que las mujeres realizamos en el deporte y, por último, me he demostrado a mi misma que soy capaz de correr 42 kilómetros en un circuito tan pequeño como este de 160 metros.
¿Habrá más? ¡Quién lo sabe! Ahora toca pensar en la Maratón del Sahara, la que se corre por los campamentos de refugiados de Tinduf; y también en el Boston Marathon, del 20 de abril de 2020. En octubre llegará también el Chicago Marathon. Menos mal que cuento con TetraSOD® para recuperar...
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