De esa expresión tan castiza que dentro de todo lo malo siempre hay algo bueno que sacar, los corredores/as sabemos mucho, porque el temido capítulo de las lesiones del runner es un proceso de aprendizaje que nos ayuda a extraer aspectos positivos para ser capaces de mitigar toda esta frustración y ansiedad que nos está generando esta pandemia global del Covid-19.
No, no es que los runners seamos diferentes a los demás, ni estemos hechos de una pasta diferente al resto, pero sí que la experiencia es un grado, y los dolorosos, complicados y largos episodios de lesiones deportivas nos sirven como ejemplo de superación y resistencia para hacer frente a esta cuesta arriba que supone este prolongado confinamiento por el Coronavirus.
Que vaya por delante que no son situaciones comparables: una pandemia es una pandemia, y una lesión es una lesión. Sin embargo, sí que podemos extraer ciertas lecciones que los runneantes estamos acostumbrados a aprender cuando las cosas vienen mal dadas y se tuercen. Y es que una inoportuna lesión nos mantiene en el dique seco por un tiempo también nos mantiene alejados de esa gratificante sensación de calzarse las zapatillas de running para salir a correr sobre el asfalto.
Lecciones aprendidas de las lesiones deportivas para hacer frente al Covid-19
Con todo ello, alguna de las lecciones aprendidas de las lesiones deportivas que podemos aplicar en este tiempo de reclusión en casa, salvando las distancias, pueden resumirse en:
Aprender a estar solo, distanciamiento social
Se puede decir que hay cierto paralelismo entre esta etapa de confinamiento obligado y la situación tan peliaguda que vive un runner cuando la lesión que le toca sufrir es un fractura por estrés, por ejemplo. Son muchas horas de estar ahí, al pie del cañón, con interminables sesiones de entrenamiento cruzado y de rehabilitación, que prácticamente se llevan a cabo en solitario. Sin embargo, este tiempo en "soledad" y de aislamiento social es un buen momento para conectar con nuestro yo más profundo. Suena excesivamente místico, pero aprendemos a escuchar mejor a nuestro cuerpo, y estamos más en sintonía con él. Y por ende, esto nos hará más fuertes y más conscientes para futuros retos deportivos, o para diferentes obstáculos, que están por venir.
Evidentemente, dicho distanciamiento social físico no significa que te tengas que aislar de todo y de todos. Recurrir a las llamadas telefónicas, a "whatsappear", a las videollamadas, etc. también nos sirve para estar conectados con nuestro entorno de familia, amigos, compañeros de trabajo, e incluso esa fiel pareja de fatigas de cada entrenamiento y competición. Esas conexiones sociales también alimentan el espíritu, aportan fuerza y ánimo para seguir adelante sin arrojar la toalla, por lo que son más que necesarias.
Poner el foco en lo qué se puede hacer, y no en lo qué no se puede hacer
Cuando caemos lesionados, el camino fácil es recurrir a excusarse en la mala suerte, en la lamentación y también la pena que sentimos por nosotros mismos. Sin duda esta opción es la que más frustración genera, y que se puede extrapolar a estos tiempos de confinamiento con el hecho de no poder salir a correr al aire libre, o también con la cancelación definitiva de carreras populares que suponen renunciar a nuestros objetivos deportivos de la temporada.
Pero si nos focalizamos en esa idea de que no podemos salir a correr estamos perdiendo una gran oportunidad de aprovechar el tiempo para planificar sesiones de entrenamiento de ejercicios de fuerza; sacar partido a esas máquinas de cardio que guardaban polvo más que otra cosa hasta ahora en casa; y también prestar la atención que se merecen a las rutinas de estiramientos. En este sentido, las clases de pilates y yoga también tiene cabida en este programa de entrenamiento en casa.
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Y como no, basta con echar un vistazo a las cuenta de Instagram de nuestro círculo de allegados y conocidos para darnos cuenta que este confinamiento también nos ha servido para sacar ese chef que todos llevamos dentro. Así que el cuidado de la alimentación es otro de los apartados en el que poner el foco para establecer un plan nutricional adecuado.
Planificación sí, pero sin obsesionarse
Una vez que conocemos el alcance de la lesión que estamos sufriendo en carnes propias, automáticamente nuestra mente activa esa planificación necesaria para tratar de calendarizar todo el proceso de recuperación, y así manejar los plazos para volver a esta disponible y ponerse en "modo on" con la práctica del running de nuevo.
Desgraciadamente, los procesos de recuperación y rehabilitación de una lesión son los que son, y nuestros pronósticos más optimistas pueden irse al traste, si la evolución de la lesión es más complicada de lo que parecía. Algo similar pasa con las continuas prórrogas del estado de alarma que siguen alejando el día de poder salir a correr. Así que tener objetivos reales a corto y medio plazo no está mal, incluso es algo saludable, pero obsesionarse con ellos hace que la adaptación al confinamiento sea todavía más difícil y complicada en función de cómo evoluciona esta excepcional situación de pandemia global.
Limitar la autoexigencia y mantener la perspectiva
Por norma general, los corredores/as contamos con una virtud y un defecto al mismo tiempo como el hecho de que solemos ser autoexigentes y autocríticos con nosotros mismos. Este caso suele darse muy a menudo en deportistas, cuyos planes de entrenamiento personalizados están basados en el alto grado de motivación que supone la consecución de objetivos y marcas personales. De esta forma, las situaciones adversas son todavía más difíciles cuando no se encuentran las respuestas o las capacidades necesarias para superarlas.
Un supuesto que también ofrece ciertos nexos de unión entre las lesiones de los deportistas y esta grave crisis del Coronavirus, dado que nuestras dosis de paciencia y tolerancia entran en conflicto directo con esas ganas de volver a salir a correr, y recuperar el estado de forma que teníamos antes de la eclosión de este virus.
Entonces, la moraleja no es otra que la de saber ser pacientes, pero también saber quererse a uno mismo, y al propio entorno que te rodea. En estos momentos es más que necesario sacar las cosas positivas, y no perder la perspectiva de cómo y qué estamos, porque, como suele decirse, la felicidad también se encuentra en los pequeños detalles.
¡Ánimo y activa el #YoRunneoEnCasa!
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