Puede que me esté obsesionando con una marca ¿me ayudas a encontrar zapatilla para mi media maratón?. No es una frase mía, me la comentaba en un mensaje en Instagram un runner popular de Sevilla que está preparando la media maratón de Malaga. Su obsesión venía en este caso con la marca Hoka. Veía como sus compañeros de club habían apostado muchos de ellos por la marca americana y quería probar sí o sí una Hoka. Mi respuesta no pudo ser más directa: Te ayudo a encontrar una zapatilla que se adapte a tus necesidades, no una modelo que se adapte a tus gustos. No pretendía ser borde, pero sí honesto. Muchas veces os decimos en RUNNEA que las grandes marcas tienen en la actualidad casi un modelo para cada tipo de runner, pero esto no significa que todas las marcas tengan el modleo que mejor se ajusta a un perfil de runner determinado. Así que este no es un artículo sobre marcas o tendencias; es una guía para entender lo que realmente necesitas cuando te atas los cordones.
Espumas blandas: No todo es la búsqueda del confort
Flotar sobre nubes. Esa es la promesa de las espumas ultrablandas que han dominado el mercado de las zapatillas running en los últimos años. Pero, ¿es eso lo que realmente necesitas? En runners populares de peso elevado, tienes que tener en cuenta que el exceso de suavidad puede ser una trampa más que una ventaja. La compresión excesiva del talón no solo podría desestabiliza tu pisada, también puede sobrecargar músculos clave cuando corremos, como el sóleo.
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Zapatillas running máxima amortiguación más vendidas de la semanaUn estudio del Journal of Sports Medicine señalaba que este tipo de espumas tienden a generar fatiga muscular acumulativa sobre todo distancias largas. ¿Por qué? Porque el pie busca estabilidad pero no la encuentra en el aterrizaje, y ¿qué hace el cuerpo? compensa. Esta sobrecarga ya no solo afecta al sóleo, también puede afectar al tendón de Aquiles y a la fascia plantar, creando un círculo vicioso de tensión y dolor que puede desencadenar lesiones que luego cuesta curar. Y te lo digo porque yo mismo lo he sufrido. El testar zapatillas, puede ser a veces un deporte de riesgo. La pasada Semana Santa tuve que parar un mes sin poder correr por una lesión en el soleo tras hacer un test con 4 zapatillas de máxima amortiguación en busca de la zapatilla con una pisada más suave.
Además, la falta de estabilidad no es exclusiva de corredores pesados. En terrenos irregulares, una espuma demasiado blanda puede provocar torceduras o desequilibrios, comprometiendo tanto la eficiencia como la seguridad de la carrera. Por eso, si pesas más de 80 kilos o corres largas distancias, opta por modelos con un equilibrio entre amortiguación y firmeza. Flotar puede ser placentero, pero correr con seguridad es imprescindible.
Placas de carbono: el arma de doble filo
No te voy a engañar, las placas de carbono han revolucionado las competiciones y las ventas de zapatilla, pero debes saber que no están exentas de posibles consecuencias. Son zapatillas diseñadas para devolver energía y favorecer una pisada más agresiva. Estas zapatillas son ideales en principio para runners avanzados con una técnica por lo menos decente. Sin embargo, vemos como se han convertido en una compra casi imprescindible para cualquiera que corre, incluso entre los que empiezan en esto del running. Un mal uso o una mala elección del modelo podría provocar molestias en la planta del pie debido a su rigidez.
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Zapatillas running más vendidas del mesUn análisis del International Journal of Sports Physiology and Performance destacaba que el uso prolongado de este tipo de calzado puede generar una sobrecarga en el arco del pie. La rigidez de la placa limita el movimiento natural de flexión del pie, trasladando el esfuerzo a otras zonas, como los metatarsos. Esto puede traducirse en dolores persistentes y fatiga prematura, especialmente si no tienes una musculatura fortalecida para compensar.
Por otra parte, no todas las placas son iguales. Algunos modelos incluyen placas más flexibles que buscan un compromiso entre reactividad y comodidad. Por ejemplo las Joma R1000 o las Puma Deviate Nitro 3. Si decides incorporar esta tecnología, resérvala para momentos específicos: competiciones, series rápidas o entrenamientos de calidad. Introducirlas gradualmente en tu rotación es clave para evitar molestias y maximizar su potencial sin comprometer tu comodidad.
En RUNNEA escribí hace algunos meses un artículo con este titular: "La placa de carbono sí es para todo el mundo". SI quieres profundizar más en conocer si. tú también puedes comprarte una zapatilla con placa, te recomiendo leerlo porque hablamos con 2 de nuestros podólogos que nos dan su opinión al respecto.
Maximalismo: más no siempre es mejor
Las zapatillas maximalistas prometen una amortiguación casi infinita, perfectas para quienes buscan proteger sus articulaciones en distancias largas. Pero esta solución tienes que tener en cuenta que en ciertos perfiles también puede tiene un coste. Según el American College of Sports Medicine, la altura excesiva del perfil puede comprometer la propriocepción, esa capacidad del cuerpo para adaptarse al terreno en tiempo real.
El problema no radica solo en la desconexión con el suelo, sino en cómo este tipo de calzado puede afectar a la mecánica de carrera. Al elevar el centro de gravedad, aumenta el riesgo de torceduras, especialmente en terrenos con cierta dificultad o durante cambios bruscos de dirección. Además, un exceso de material puede limitar la flexibilidad del pie, reduciendo su capacidad para adaptarse a superficies irregulares.
Dicho esto, el maximalismo tiene su lugar. Para corredores de ultradistancia, donde el impacto acumulado es una preocupación constante, estas zapatillas ofrecen una protección invaluable. Sin embargo, no son ideales para todos los terrenos ni para quienes priorizan la agilidad sobre la comodidad.
Consejo: Tienes que tener en cuenta la dureza de la espuma y la estabilidad del modelo. Una espuma demasiado blanda puede comprometer la estabilidad. Una demasiado dura, también.
Amortiguación vs. reactividad: la eterna disyuntiva
Cada runner tiene una necesidad distinta, y las zapatillas deben adaptarse a eso. Por un lado, está la amortiguación, ideal para proteger en distancias largas y ritmos moderados. Por otro, la reactividad, diseñada para potenciar cada zancada y optimizar el rendimiento en competiciones.
- Amortiguación generosa: Reduce la fatiga muscular en rodajes largos, pero puede sacrificar dinamismo. Es perfecta para entrenamientos de recuperación o para quienes buscan comodidad sobre cualquier otra cosa.
- Reactividad: Diseñada para ritmos rápidos y competiciones, impulsa cada paso gracias a su respuesta enérgica. Sin embargo, exige una técnica eficiente y puede resultar agotadora en distancias muy largas si no estás acostumbrado a su rigidez.
En esta disyuntiva, no todo es blanco o negro. Algunos modelos ofrecen un equilibrio entre ambas características, con espumas intermedias que combinan amortiguación suficiente y un retorno de energía adecuado. Alternar entre modelos para distintas sesiones de entrenamiento no solo optimiza tu rendimiento, sino que también reduce el riesgo de lesiones. Al final, lo que necesitas no es una zapatilla que lo haga todo, sino varias que hagan cada cosa bien.
Ajuste: la base de todo
Puedes tener la tecnología más avanzada bajo tus pies, pero si la zapatilla no se ajusta bien, todo se pierde. Según Footwear Science, un ajuste incorrecto es una de las principales causas de lesiones. Aquí no hay espacio para compromisos:
- Espacio en los dedos: Al menos medio centímetro entre el dedo más largo y la punta.
- Sujeción firme: El talón debe estar estable sin generar fricción.
- Comodidad inmediata: Si algo no se siente bien al probarlas, no mejorará con el tiempo.
Prueba tus zapatillas al final del día, cuando los pies están más hinchados, y utiliza los calcetines que llevarás al correr. Cada marca tiene su propia horma, y encontrar la adecuada requiere paciencia. Recuerda también que el ajuste puede variar según el tipo de actividad: trail running, asfalto o pista.
Más allá del logo
Es fácil dejarse llevar por colores llamativos y campañas publicitarias. Pero la mejor zapatilla no lleva necesariamente el logo más reconocido. Las necesidades del corredor siempre estarán por encima de las modas, y lo que funciona para uno puede ser un desastre para otro.
Además, las marcas tienden a renovar modelos cada temporada, incorporando cambios que no siempre benefician al usuario. Un zapato que te funcionaba perfectamente puede cambiar de horma, espuma o incluso drop en su nueva versión. Por eso, no te obsesiones con un modelo específico, sino con las características que realmente necesitas.
Un precio elevado no garantiza calidad universal. Antes de comprar, investiga, prueba y confía en lo que tu cuerpo te dice. Las zapatillas deben ser una extensión de ti, no una imposición del mercado.
Cinco pasos para elegir tus zapatillas ideales
- Conoce tu pisada: Realiza un análisis biomecánico para identificar si necesitas soporte adicional o un modelo neutro.
- Evalúa tu peso y ritmo: Los corredores más pesados necesitan más amortiguación; los veloces, mayor reactividad.
- Adapta tu elección al terreno: Asfalto, trail o mixto. Cada superficie tiene demandas distintas.
- Prueba diferentes modelos: No te cases con una marca. Cada diseño ofrece sensaciones únicas.
- Renueva tus zapatillas a tiempo: Cambia tu calzado entre los 600 y 800 km. Las zapatillas desgastadas son una lesión en potencia.
Escucha a tus pies
Correr es una conexión constante entre tu cuerpo y el terreno. Las zapatillas son el puente que hace posible esa relación, y elegirlas correctamente no es una cuestión de lujo, sino de necesidad.
No existen zapatillas perfectas, pero sí hay unas que serán perfectas para ti. Olvida las marcas, las modas y las tendencias. Escucha a tus pies, invierte tiempo en encontrar el modelo adecuado y deja que cada paso te acerque a tus metas.
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